La ciudad de Los Ángeles se ha convertido en el epicentro de una crisis migratoria y social tras las recientes declaraciones del presidente Donald Trump, quien amenazó con invocar la Ley de Insurrección para controlar las protestas. Miles de personas, en su mayoría de origen latino, han salido a las calles para manifestar su descontento con las políticas migratorias y los arrestos indiscriminados.
Entre los casos más polémicos está el de Cary López, una ciudadana estadounidense de origen latino detenida por agentes del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas). Su arresto ha sido señalado como un ejemplo de la represión desmedida contra la comunidad migrante.
Las protestas han escalado rápidamente, con enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. Se reportaron disparos contra periodistas, el despliegue de 700 marines y órdenes de arresto para quienes participen en las marchas. Además, las banderas mexicanas se han alzado como símbolo de resistencia, pero también han sido blanco de ataques por parte de grupos conservadores.
En medio del caos, la aprobación de Trump ha caído a un 40%, según encuestas recientes. Analistas políticos sugieren que, de mantenerse esta tendencia, el partido Republicano podría perder el control de ambas cámaras en las próximas elecciones. Trump, por su parte, ha intensificado su retórica, incluso solicitando la detención del gobernador de California, estado gobernado por demócratas.
La situación en Los Ángeles sigue siendo tensión, con patrullajes militares y un clima de incertidumbre. Mientras tanto, la comunidad latina y sus aliados prometen continuar las protestas hasta que haya un cambio en las políticas migratorias.
