Las autoridades sanitarias han emitido una alerta sanitaria debido al incremento de casos de COVID-19 en las últimas semanas, atribuido a la nueva variante NB.1-8-1. Con la llegada del invierno, también se han incrementado los casos de resfriados y gripe, lo que dificulta la identificación temprana del virus.
Según los especialistas, los síntomas de esta nueva variante incluyen tos, dolor de garganta, fiebre y fatiga, signos que también son comunes en enfermedades estacionales. Esto representa un desafío para el diagnóstico oportuno y ha generado preocupación entre las autoridades de salud.
Además, se ha observado que, a pesar de la experiencia vivida durante la pandemia, no se ha consolidado una cultura de protección. La mayoría de las personas opta por automedicarse, y solo un pequeño porcentaje utiliza mascarillas al presentar síntomas respiratorios.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido sobre el aumento de casos de COVID-19, alcanzando una tasa de positividad del 11%, cifra no registrada desde julio de 2024. Ante este escenario, las autoridades recomiendan reforzar las medidas de prevención, como el uso de mascarillas en espacios cerrados y la vacunación.
Por el momento, se espera que las vacunas actuales contra el COVID-19 sigan siendo efectivas contra esta variante. Sin embargo, de no ser así, podría desencadenarse una nueva crisis sanitaria, lo que ha llevado a los expertos a monitorear de cerca su evolución.










