Las principales avenidas de Lima, como Arequipa, Wilson y Tacna, se han convertido en escenario de un grave problema de seguridad. Bandas criminales han tomado el control de estas vías, extorsionando a los colectiveros y generando un clima de violencia que ya ha cobrado víctimas.
En la noche del miércoles, un colectivero fue atacado a balazos en plena avenida Arequipa, con pasajeros a bordo. El hombre ahora se debate entre la vida y la muerte, mientras la pregunta sobre quiénes controlan realmente las vías vuelve a surgir con fuerza.
En este mar de autos que transitan diariamente por las 52 cuadras de la avenida Arequipa, las manos levantadas de los conductores son la señal que permite a los usuarios identificar a un colectivo. Sin embargo, las bandas criminales que dominan esta vía tienen su propia forma de identificar a sus víctimas, marcando a aquellos que no están alineados con su red criminal.
Entre las bandas más activas se encuentran «Los Injertos del Rímac», quienes tienen prácticamente el dominio de la avenida Arequipa. Su cobro: 25 soles semanales por cada unidad. Además, la banda «Los Monos con Corona» también está presente, generando un clima de inseguridad constante.
Pero no son los únicos. En marzo de este año, se reveló la presencia de la banda «La Nueva G del Rímac», identificada por su logotipo: un delfín. Esta organización incluso ha sectorizado toda la ruta, desde la avenida Alcázar en el Rímac hasta Miraflores, con pagos de cupos diferenciados.
La pregunta que surge es: ¿por qué, a pesar de las continuas presentaciones policiales de presuntas bandas extorsivas, no se logra recuperar el control de estas avenidas? Mientras esto no se materialice, todo apunta a que las vías seguirán en manos de estas organizaciones criminales, poniendo en riesgo la seguridad de todos los peruanos.
