En un inusual fenómeno urbano, las calles aledañas a una comisaría se han transformado en un «museo a cielo abierto» de autos intervenidos y chatarra acumulada. El paisaje, que evoca escenas de películas postapocalípticas, refleja la falta de espacio para almacenar estos vehículos abandonados.
Lo que comenzó como una simple acumulación de autos viejos, ahora parece una «tierra prometida» para coleccionistas de objetos insólitos. Sin embargo, los vecinos, testigos incómodos de esta situación, se preguntan si hay un propósito artístico detrás del caos o si es el resultado de la falta de coordinación entre la Municipalidad y la policía.
La acumulación de chatarra no solo afecta la estética urbana, sino que también genera preocupaciones sobre seguridad y salubridad. Los residentes exigen respuestas: ¿Podrán las autoridades convertir este espacio desordenado en una zona más funcional?
Mientras tanto, el debate continúa: ¿es esto un experimento de arte callejero no convencional o simplemente un problema de gestión municipal que requiere una solución inmediata?
