El cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco ya está en marcha, un proceso lleno de tradición, espiritualidad y protocolo que capta la atención del mundo católico y más allá. Mientras los cardenales se reúnen en la Capilla Sixtina, repasamos algunos hitos históricos de estas elecciones únicas.
El ritual comienza con el ‘Veni Creator Spiritus’, un himno que invoca al Espíritu Santo para guiar la decisión. Esta tradición se remonta a los primeros siglos del cristianismo, aunque no siempre tuvo finales felices. En el año 250, por ejemplo, un cónclave terminó en tragedia.
Uno de los momentos más recordados ocurrió en 1978, cuando tras la repentina muerte de Juan Pablo I tras solo 33 días de pontificado, se convocó un nuevo cónclave. Tras tres días de deliberaciones, emergió la fumata blanca que anunciaba la elección de Juan Pablo II, quien se convertiría en uno de los papas más longevos de la historia.
Pero, ¿de dónde viene la tradición de la fumata? Esta práctica, que hoy seguimos con expectación a través de pantallas de todo el mundo, nació a principios del siglo XX. Desde entonces, se han celebrado 10 cónclaves, con duraciones variables: desde los 5 días que tomó elegir a Pío XI en 1922 hasta los rápidos 2 días que necesitó la elección del propio Francisco en 2013.
En la era de la comunicación instantánea, los cónclaves se viven de manera diferente. Millones de personas en todo el mundo siguen en tiempo real la espera del humo blanco. Pero no siempre fue así: el cónclave más largo de la historia ocurrió en 1268 en Viterbo, Italia, duró casi tres años y cambió para siempre las reglas del juego, dando origen a la práctica de encerrar a los cardenales hasta que tomen una decisión (de ahí el término ‘cónclave’, que significa ‘con llave’).
Mientras el mundo espera conocer al 266° Papa de la Iglesia Católica, este proceso sigue siendo un fascinante cruce entre tradición milenaria y modernidad, entre lo divino y lo humano, entre el misterio y la transparencia que exigen nuestros tiempos.










